lunes, 28 de septiembre de 2009

El nadador

Muchas gracias por enseñarme a destruir el tiempo, otra cosa es que tenga la capacidad de hacerlo mientras braceo dentro del agua. He venido a verte con una rica merienda, te espera entre las piernas. ¿Dónde están jugando los niños? Coches limpios y conductores sucios. El prestigio es algo tan aburrido. La descendencia cantará para ti arias enfermas. Escribirte un poema no significa que esté enamorado, ¿has ido al podólogo? No intentes volar, es preferible que te quedes con nosotros. Ojalá, el deseo se resumiera en una llama que, con un solo soplido, haces que desaparezca. El alma pasa de largo, sin besar tus manos. Si nos abren los brazos, ¿qué más podemos pedir? Ni te miro ni te hablo, pero nadas en mi lago cerebral y estás a punto de ahogarte.