Se me ocurren muchas cosas que decir y ninguna que contarte.
¿Soy un impaciente por esperar tu llamada o, simplemente, porque tus palabras siempre caen en el olvido?
Aumento el número de cigarrillos fumados
y disminuye la libido
que sentía hacia ti,
por la falta de cariño.
Mi mente sigue podrida y no encuentro oxígeno activo
que acabe con todas mis manchas.
Le gusto más a tu perra
y acabo de descubrir
que la nada va a construir
un muro entre tu miedo y el mío.