lunes, 6 de septiembre de 2010

Viendo el festival de los vencidos

- ¿Cómo te llamas?
- Persiana.
- Encantada de conocerte.
- Lo mismo digo, Ventana.
- Por favor, ciérrame los ojos, estoy harta de tanta miseria.

Creyendo en ti

Por el color de tu pelo, estoy convencido, de que sabes dónde va a pasar Madonna la navidad. Y me imagino que podrías decirme una ciudad, como Florencia, donde va a pasar su tiempo, dando de comer a las palomas, con sus hijos de países extranjeros. ¿Escucharán country mientras se pesan en la báscula?

viernes, 3 de septiembre de 2010

Sin título$

Insolente


Nada está garantizado, salvo el dinero de tu padre. Por algo es banquero.
Ruido de dientes rotos triturando hierros.

Dame cristal y llámame tonto

Qué osado eres por querer coger el cielo con las manos

El cerebro no puede intervenir en la felicidad

La fantasía gobierna nuestras vidas, tan adictiva como un gran relato. Quien es derrotado por una idea golpea. Pensamos que cambiamos lo que somos, pero el corazón sabe que mentimos. ¿De verdad piensas que el conocimiento es la mejor arma contra el dolor? Aquí sólo triunfan los imbéciles. Es tan patético que rechaces la compasión. Pelotazo de ron, atroz peluquín. Me gusta ver tu vestido caminar por nuestro jardín. Mariposa tibetana no vuelvas al Himalaya, está lleno de latas de Coca Cola. Tu lengua es chocolate de Madagascar, pero me aburre tanto que sólo te importe que la alfombra no tenga pelos. Pocos son capaces de comprar tiempo, porque si te paras, piensas, y si piensas, mueres. Hay tantos yonquis defendiendo una empresa privada.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Diálogo en re mayor

- Te odio porque me quieres.
- Y yo te quiero porque me odias.

¿Todo vale?

El sufrimiento de las personas y la ética están enterrados por el dinero. Cada justificación es un terrible movimiento que produce nuestra debilidad. El corazón está embriagado por sueños de grandeza que nos hace más y más pequeños. Cada expectativa hunde la pala en la tierra y hace el agujero de la tumba más grande. Todos los días necesitamos ser amados, pero, cuando llega alguien que nos dice “Te quiero”, salimos huyendo. Y observo que no somos capaces de inventar una realidad donde el viento siga jugando con nuestro pelo y, quien lo consigue, es un loco para los demás.