lunes, 15 de noviembre de 2010

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Debemos ser conscientes de que la verdad nos ofende porque estamos enfermos. Ya no disfrutamos jugando con los globos. Nos limitamos a pincharlos y a salir huyendo, sin dar ni un solo paso, hacia dentro, escondiendo el cuello, humillando al corazón y dando rienda suelta a un pensamiento podrido.