domingo, 25 de abril de 2010

Tormenta y resaca

La humedad de la pared crece tanto como mis dudas. Salimos por la noche, con la misma intención de siempre, sabiendo que no va a ocurrir nada, ni bueno ni malo, porque el aburrimiento nos pega a la pared como una pintura falsa. Demasiado ruido para conocer lo que cocina mi cabeza. No tengo ganas de dar tiempo al tiempo. Atravesando el monte no he escuchado lo que decías. Has perdido toda la mañana en cercar tu corazón y la sangre ya no circula. Desde luego, está claro, que no me quieres. Que la vida no ha ganado esta prueba y que sigo comportándome como el niño que ha destrozado su maqueta, porque papá no le ha regalado un viaje a China.