Con la misma regularidad que los hombres van a la sauna, sus mujeres van a la peluquería. Contenedor de escombros. Ella dice: “Prefiero que seas tú quién me lave el pelo”. Él dice: “Hubiera sido un privilegio habernos conocido rodeados de pintura rusa, en vez de estar aquí, con tanta humedad, haciéndonos una paja”