domingo, 7 de diciembre de 2008

Tren de cercanías

Dos muchachos traspasan la adolescencia y toman asiento en un tren de cercanías. Frente a frente. Guardan silencio. Uno mira al suelo. El otro observa fijamente la cara de su compañero. Está nervioso.
¿Vas a decirme qué te pasa?
Nada.
Mientes.
Vuelve el silencio.
Confía en mí. Soy tu amigo.
El chico, al escuchar esta última palabra, levanta la cabeza del suelo y le mira, con tristeza.
¿Quieres saber lo que me pasa?
Para eso he venido.
Me siento como un gato que mira fijamente un radiador.
El chico triste gira la cabeza hacia la ventana del tren. Las fábricas pasan tan rápido que se forma una mancha abstracta, difícil de explicar.